Capítulo 27: Gales, Scarlett y Cown

Nota de la autora ~> ¡¡¡Llegamos a los 101 seguidores!!! Como prometí, al llegar a 100 haría un concurso y así será. Pronto pondré las bases en el blog y en tuenti *_* ¡Estoy MUY emocionada! Gracias a todas/os por hacer esta historia posible. ¡Sois geniales!

PD: Sí, cambié el título del cap, jeje ^_^

Echaron el ancla al encontrase con una pequeña isla de arena negra salida de la nada. Dos gigantescas puertas de acero antiguo estaban en el medio, sin nada más alrededor. Tenían grabaciones de cadáveres tirados en el suelo y sus almas saliendo de ellos, volando en soledad hasta acabar en un río. El Río de las Ánimas.

Solo habían bajado del barco Dáranir, Kira y Julian. Por órdenes del líder, el resto debía quedarse a bordo, esperando su regreso. Consiguieron entrar en la isla en una barca.

Se acercaron a las puertas con sumo cuidado y Dáranir puso una mano encima. Nada ocurrió.

El muchacho de ojos azules lo apartó a un lado y colocó él la mano sobre el frío acero, murmurando para sí palabras en un idioma desconocido, pero ante el cuál todos tuvieron que taparse los oídos, ya que escucharlo producía hasta dolor.

—Dewond foss lie thur sheck, dhe hert foss ineknum. NATHKUREK KAY.

Un temblor recorrió cada palmo de arena de la isla. Luego, se abrieron las puertas. Lentamente, sin ningún crujido ensordecedor. Julian asomó la cabeza por encima del hombro del híbrido. Frente a ellos solo había una negrura inescrutable.

Miró a Kira con desconfianza.

—¿Cómo sabías...?

Este no respondió, simplemente saltó a la oscuridad.

Dáranir puso una mano en el hombro de Julian y lo miró fijamente.

—Más tarde habrá tiempo para preguntas. Vamos.—el Elementar del Viento asintió y saltó, seguido después de su líder.

                                                                       ***

Estaban en la parte norte del Inframundo. Un río de lava bajaba suavemente hacia el sur. El territorio era todo de piedra desnuda y parecía estar desolado, pero Kira sabía que los estaban observando desde el momento en que cruzaron la puerta.

Cientos de ojos amarillos pestañeaban en la oscuridad.

Y llevaba a dos humanos consigo. Si no se apresuraban, estarían muertos antes de encontrar a Scarlett.

Julian y Dáranir cayeron con un golpe sonoro de culo al suelo y se levantaron torpemente. ¡Ruido! Eso no les venía nada bien.

—Atended. Ahora estaréis en silencio absoluto. Pisaréis donde yo piso y haréis lo que yo ordene. ¿Entendido? Eso, o morir, podéis elegir.—sabía cual sería la reacción de los Guardianes, pero los convertirían en picadillo si no imponía sus normas.

Julian iba a empezar a despotricar, pero Dáranir lo frenó, mirando ceñudo a Kira.

—El líder creo recordar que soy yo. Los Guardianes solo reciben órdenes de su capitán y de su rey.

Kira se encogió de hombros. Guardianes, demasiado orgullosos, no valía la pena insistir.

El paisaje cambiaba de vez en cuando a su alrededor, podían aparecer montañas, llanuras infinitas, ríos de fuego, acantilados...

Los dos humanos miraban asombrados por todas partes, como buscándole algún sentido a aquel lugar. Llevaban más o menos unos quince minutos caminando por el cálculo mental de Kira, y lo hacían siguiendo a Dáranir, que con una gran determinación los conducía en círculos. Eso sí, con una gran determinación. Obviamente, no era un demonio y cualquier criatura que no fuera nata del Inframundo se perdería. Además, como las formas variaban, siempre parecía que estabas en otro lugar. Pero no era así.

Por supuesto que ya se le había ocurrido la idea de abandonarlos e irse por su cuenta. ¿El único problema? Morirían. Y después Scarlett se encargaría de machacarlo a él por perder a su querido July. Aunque siempre podría quedar todo en un terrible accidente...

El grito alarmado de Dáranir lo sacó de golpe de sus fantasías homicidas.

—¿¡QUÉ NARICES ES ESO!?—chilló dando un salto hacia atrás y señalando al suelo.

Fue corriendo hacia él. Retorciéndose en el árido suelo de piedra estaba una repulsiva babosa de medio metro. Debía ser una recién nacida, porque cuando se hacían adultas podían llegar a medir cinco metros. Bueno, no había problema, mientras la dejaran tranquila no tendría porque venir la...

—¡Dioses! ¡Qué asco!—escupió Julian tirándole una piedra a la babosa para que muriera. La critaura gimoteó y murió casi en el acto.

—¡TÚ! ¡Pedazo de imbécil! ¡La próxima vez golpéate a ti mismo a ver si mueres y nos haces un favor a todos!—Kira avanzó furioso hacia Julian, empujándole en el pecho y casi haciéndole perder el equilibrio.—¿No has pensando que quizá ahora pueda venir la madre?

Julian arqueó una ceja con aire de suficiencia. Soltó una carcajada.

—A diferencia de otros, no le tengo miedo a los insectos.

Un rugido lastimoso les llegó desde el fondo de un túnel que acababa de aparecer.

Los Guardianes se pusieron pálidos y Kira puso los ojos en blanco.

—Tengo dos noticias. La mala es que se acerca un monstruo gigante que planea convertirnos en su cena.—miró al Elementar con ironía—La buena es que a July no le asustan los insectos.

Dáranir abrió muchísimo los ojos y cogió su arco, colocando una flecha del carcaj.

Al menos reaccionaba rápido.

Julian no había traído armas. <<Demasiado confiado en su poder, ¿eh?>>

Echó a un lado a Kira antes de que pudiera desenvainar sus espadas.

—Aparta, bicho. Ahora verás como trabajan los Guardianes del Submundo.

<<¿¡Bicho!?>>

Un ruido ensordecedor los dejó paralizados durante unos segundos, y al recuperar el oído estaba frente a ellos una babosa gigantesca, echando babas por doquier. Movió las antenas con rapidez, encontrando su posición. Se acercó al cadáver de su hijo y soltó un rugido lloroso de nuevo.

Las antenas se dirigieron a los tres. Comenzó a avanzar sin pausa hacia ellos, dejando un rastro asqueroso a su paso.

Dáranir ya había empezado a atacarla y Julian se dedicaba a utilizar la táctica del cansancio. Hacía que el monstruo la persiguiera y volaba por encima de ella atacándola al mismo tiempo que su capitán. Era un buen plan.

Sin embargo Kira estaba más concentrado en otra cosa. Había visto aparecer por una esquina, queriendo pasar desaparcibida, a una serpiente verde de ojos amarillos. Corrió a por el reptil dejando a los Guardianes luchar a solas, dando estocadas a diestro y siniestro. Reconocía al animal a la perfección: Nashara, la mascota e informadora favorita de Norian. Una vocecita le susurró al oído. <<Si escapa, estáis en problemas...¡en graves problemas!>>

Kira corrió a la desesperada contra la serpiente, ante los atónitos Guardianes que peleaban no sin esfuerzo contra el monstruo.

—¡¡¡Dáranir, dispárale!!! ¡MÁTALA!—gritó sin apartar la vista.

El líder cruzó una mirada de confusión con Julian y asintió, desviando uno de sus disparos al reptil. En el último momento, Nashara se arrastró con maestría hacia la derecha y desapareció por un estrecho túnel. Kira golpeó con furia la pequeña abertura, pero era tarde, se les había escapado.

Kira cayó de rodillas al suelo, furioso y dio un puñetazo a la tierra con todas sus fuerzas.

<<Ahora sí que estamos muertos>>

Se giró para acabar con la maldita babosa, pero entre ambos ya habían conseguido matarla. Miró el cadáver gigantesco y repugnante tirado allí, inerte, y por un instante pensó si Scarlett estaría igual.

Los Guardianes tenían una pinta lamentable; el equipo negro roto, sudor cayendo por todas partes y la boca abierta respirando con problemas por el cansancio. Julian gruñó en voz baja.

—Gracias por ayudar, eh.

Kira puso los ojos en blanco. Señaló el túnel por donde había escapado la serpiente.

—Dentro de nada Norian sabrá que estamos aquí.—observó de nuevo el estado de fatiga de los dos humanos y suspiró—Entonces sí que estaremos en verdaderos apuros.

—¿No...rian?—los ojos del Elementar se abrieron de par en par—¿A qué Norian te refieres exactamente?

Ups. Se le había olvidado ese pequeño detalle de que todo el mundo pensaba que el psicópata número uno estaba bien muerto.

—¿Si te digo El Diablo se te refresca la memoria, July?—ahora los dos Guardianes estaban con la boca abierta y una mirada tan escéptica que resultaba molesta—En resumen: no murió en la Primera Gran Guerra, solo se eliminó su cuerpo temporalmente. Su espíritu flotó por el Submundo hasta llegar a su hogar, dulce hogar: el Infierno. Y aquí está, vivito y coleando y dispuesto a cortar y clavar en picas las cabezas de los que lo...¿mataron?

Dáranir negó feroz y decidido.

—Estás loco. No sé mucho sobre demonios, pero estoy seguro de que si les cortas la cabeza se mueren.—miró a Julian para recibir su apoyo.

—Tiene razón. Lo he estudiado millones de veces en los libros antiguos, los de la Primera Era del Submundo. Un demonio solo se puede matar de dos formas: o lo mata otro demonio, o lo decapitas.

Kira asintió varias veces. Empezaba a impacientarse.

—Pero el Demonio Supremo no tiene ese cargo por casualidad, ¿sabéis?—se quitó sus guantes negros de cuero y se frotó las manos con una sonrisita ladeada—Lección número uno: Es IM-PO-SI-BLE matar a Norian.

                                                                            ***

Volvió a recibir otro codazo en la cara. Ya iban tres.

Gales retiró con suavidad el brazo de Scarlett y la bajó de entre sus brazos, dejándola en el suelo de una celda de hierro.

La chica temblaba, pero su expresión audaz no dejaba ver rastro del miedo. O eso esperaba ella.

Estaba mucho más sorprendida de lo que quería admitir, porque ante ella se encontraba un hombre apuesto y maduro, con el pelo enmarañado, fino y rubio y una ligera barba. No le gustaba ya que era un siervo de Norian, pero encontraba cierta tranquilidad en sus grandes ojos verdes. Tenía la piel ligeramente morena y una sonrisa amable. Pero seguía sin gustarle, desconfiaba de él...

—Ni si quiera pienses que voy a cooperar.—le advirtió al joven, ceñuda.

Gales emitió un ruido parecido a la risa. Hasta su risa era tranquilizadora. Se quitó la larga chaqueta de piel de nutria y se la puso por encima, sin tocarla lo más mínimo. Scarlett la apartó a un lado y se apretujó contra una esquina de la celda.

—Qué testaruda.—suspiró él.—Tápate.

Volvió a lanzarle la chaqueta y Scarlett, después de revisarla detenidamente se la puso. Le quedaba muy grande, pero era cálida y ella estaba muerta de frío. Irónico. Tiritando en el Inframundo...

Mas no creía que se debiera a la verdadera temperatura del lugar, fue más el tacto del Diablo lo que la congeló. Se estremeció al recordarlo. Y la había besado. El ser más asqueroso del mundo la había besado. Rápidamente comenzó a frotarse los labios con energía para quitar cualquier rastro de él.

El hombre rubio paseaba de un lado a otro pensativo y pensando en voz alta. De vez en cuando murmura cosas como <<Si llega a encontrar al Elementar...>> o <<¿Cómo es posible que no me recuerde?>> que no tenían ningún significado para Scarlett.

Sin embargo, hubo algo que dijo que le llamó la atención.

—Kira, maldito seas, me lo prometiste...

Se levantó de un brinco repentino y fijó su mirada en él. Gales arqueó una ceja sorprendido.

—¿Ocurre algo?—preguntó cauteloso.

—¿Qué acabas de decir?—respondió con otra pregunta ella. Su respiración estaba agitada.

—Dije que si ocurre algo.

—¡No! ¡Antes!

Gales la miró desconfiado y negó, ignorándola, volviendo a pasear pensativo, pero esta vez no en voz alta.

—¿Conoces a Kira?—susurró Scarlett en otro intento por iniciar la conversación.—Yo sí le conozco, somos amigos.

El joven arqueó las cejas de nuevo.

—¿Eres amiga de un demonio?—por un instante, Scarlett pensó que se echaría a reír en cualquier momento.

—Él no es como los de aquí. Ni como tú. Aunque tú seas humano.—contestó feroz ella, cruzándose de brazos.

—Eres muy observadora. Sin embargo, es un poco cruel de tu parte compararme con ese sádico. ¿Por qué odias a Norian, pero no a Kira? Son casi iguales.

Gales parecía disfrutar de su propio chiste personal. Scarlett bufó y estuvo a punto de darle una furiosa patada en la espinilla, pero se controló. Lo necesitaba para huir.

—Kira no masacró a mi familia.

Se hizo el silencio. El hombre de ojos verdes suspiró, sentándose en el suelo, poniéndose al mismo nivel que ella.

—Los Chevalier...Scarlett...—murmuró su nombre en tono cariñoso y afable, lo que la dejó petrificada. Lo mirara por donde lo mirara, no parecía una mala persona.—A decir verdad, tú y yo ya nos conocíamos. Hace mucho tiempo, en Arkiria. Supongo que no me recuerdas.

—No...—no era justo. Él la conocía, pero ella no lo recordaba en absoluto.—¿Quién eres...Gales?

Gales se levantó repentinamente. Parecía decidido.

—Yo no te puedo liberar. Pero tú sí. Escúchame atentamente, ¿vale?—Scarlett asintió—Cown es el demonio del Pasado. Los tres demonios del Tiempo son una excepción a la norma, por lo que no tienen que ser obligatoriamente fieles a Norian. Por eso, el Diablo lo encadenó. Está ligado al Inframundo, no puede escapar. Solo puede salir si consigue recuperar la parte de su alma que está presa. ¿Has notado que hay algo que le falta?

Scarlett pensó en Cown. Era el demonio de melena blanca que emitía un aura tranquila y peligrosa a la vez. La había secuestrado y llevado hasta allí por órdenes de su amo...¿algo que le faltaba? Mmm...

—¡Le falta un ojo!—respondió de repente, recordándolo.

Gales asintió con una sonrisa orgullosa. Era como si se sintiera orgulloso de ella. Scarlett se estremeció con una alegría estúpida y sin sentido.

—Ese ojo es la parte de su alma perdida. Pero solo los magos o brujas, seres con magia en su interior, pueden ver las ánimas. Y creo que conoces a un aprendiz de mago.—¿se refería a Julian?—Haz un trato con Cown, un Juramento de Sangre. Dile que lo encontrarás para que pueda ser libre si a cambio vuelve el tiempo atrás antes de que te secuestraran. Solo tú y quien te toque en ese momento podrá recordar lo que pasó en el futuro.

Scarlett empezaba a emocionarse. Puede que el plan surtiera efecto.

—¿Y si Cown no quiere hacer el trato?—preguntó, alzando la vista. Sus ojos verdes se encontraron con un ojo azul hielo. Soltó una exclamación ahogada.

—Querré.—contestó el demonio.

—Entonces solo queda esperar que llegue el aprendiz de mago...y hacer el Juramento.—dijo Gales guiñando un ojo a Scarlett.

Cown se relamió de los labios una gota de sangre y los miró con indiferencia.

—No habrá que esperar. Ya están aquí.—tanto la chica pelirroja como el muchacho rubio abrieron de par en par los ojos. Eso los pillaba por sorpresa—Nashara ha informado a Norian. Lamentablemente para vosotros, si el Elementar, el híbrido y el Guardián no han muerto, lo harán pronto.

El rostro de Scarlett se contrajo en una mueca dolorosa. En un acto irracional salió disparada por la puerta de la celda, adentrándose en la oscuridad.

<<Mataste a mucha gente querida para mí. No te los llevarás también a ellos>> pensó justo antes de darse cuenta de que lo único que la rodeaba, eran ojos amarillos y penetrantes y chirridos de criaturas que jamás habría querido ver.

Oía las pisadas de alguien detrás suya, pero estaba aún bastante lejos. Siguió corriendo. No podía parar de correr. Tenía que encontrarlos. Tenía que salvarlos.