AVISO: Están renovados hasta el capítulo 9. El resto de capítulos están como antes. Iré avisando según renueve más capítulos.

jueves, 30 de junio de 2011

14-Aprender a confiar

Nota de la autora ~> Cambio en el nombre de la abuela de Scarlett, por ciertos motivos que entenderéis en el segundo libro. 




Aunque los demás se habían ido a casa, Scarlett tomó un camino diferente y fue hacia la ciudad, en concreto a la posada de Cidy.
Abrió la puerta con un crujido y buscó una mesa vacía donde sentarse. Un poco después apareció allí la dueña preguntándole qué deseaba pedir. Luego se dio cuenta de quien era y sonrió.
-¡Mi niña! Veo que te gustó mi local.
Scarlett la miró con una vaga sonrisa.
-En realidad, venía...quería hablar con alguien.
Cidy apartó una silla y se sentó a su lado con mirada preocupada.
-¿Ocurre algo? ¿O ocurre alguien?
Vaya, que puntería.
-Ocurre Kira.
-Me lo suponía...-puso su mano por encima de la de ella, consolándola-Te ha roto el corazón, ¿verdad? Te empezó a gustar cada vez más y parecía que a él también tú, pero las cosas no son como crees y...
-¿¡Qué!? ¡No!-se desconcertó, apartando con delicadeza su mano.-Estás totalmente equivocada. Ni si quiera me gusta y yo mucho menos a él...Porque, pues porque no...además, yo no estaba aquí por eso... yo...¿qué?
Cidy había conseguido poner la mente de Scarlett en caos.
-Ya. Claro. Comprendo.-contestó la dueña con una sonrisa pícara. Miró hacia una mesa sucia y tocó con un dedo un paño al lado de ella, que se dirigió a limpiarla volando.
-No, verás, nos hemos enfadado. Él me ocultó cosas y yo exploté, después me dijo algo muy cruel y bueno, no hemos vuelto a hablar.
-Ese hijo de lobos famélicos...decirle crueldades a una chiquilla...-cuchicheó Cidy para sí.
-Bu..bueno..yo también tuve parte de la culpa. Más bien, creo que fui la que empezó la pelea.-admitió mirando hacia otro lado.
Mientras observaba a los clientes para no mirar a Cidy a la cara se fijó en que por unos segundos, una figura encapuchada estaba atenta a sus movimientos. Entrecerró los ojos para intentar saber quien era, pero cuando pestañeó, ya no estaba. Solo pudo captar el atisbo de una cabellera rubia bajo la capa. Un escalofrío le recorrió la espalda.
-Cariño, no tienes porqué tomártelo tan en serio. Realmente, nunca tienes que tomarte a Kira en serio.-le aseguró la tabernera-Ya es mayorcito, pero a veces actúa como un niño. Scarlett, ¿sabes que Kira es un híbrido, verdad?
Con esa pregunta la chica volvió a prestarle atención.
-Sí. Eso fue parte de nuestra discusión. Pero yo no tengo ningún problema con que lo sea, porque es mitad humano y no creo que sea peligroso.
Cidy se llevó una mano a la barbilla.
-Es peligroso. No obstante, dudo que te haga algo a ti. Parece ser que te cogió algo de cariño, si es que se ha enfadado como dices.
-¿Cogerme cariño por enfadarse? No te entiendo.-dijo Scarlett.
-Kira no se enfada. Muchas personas le son indiferentes, y para demostrar su odio no expresa muchas emociones. Los mata.
Scarlett volvió a sentir otro escalofrío y tragó saliva.
-¿Los...mata?
-Tranquila. Creo acertar al decir que te ha salvado en varias ocasiones, ¿no es cierto?
-Es cierto. Dos veces.-recordó.
-Pues bien, si te ha salvado -cosa muy extraña en él- y se enfada contigo, significa que es consciente de tu presencia, no le eres indiferente.
Scarlett no estaba muy segura de eso.
-Una última pregunta, Cidy: ¿Si Kira es medio humano, cuál es su otra mitad?
-Eso es algo que deberías preguntarle a él.
-No me lo quiere decir.-se quejó.
-Pues yo no diré nada. Es un mozo algo desesperante y consigue sacarme de mis casillas con sus locuras, pero le quiero como si fuera mi hijo. Te pediré un favor. Confía en él, a pesar de lo que otros digan. Parece derrochar seguridad en sí mismo todo el tiempo, lo sé, mas un día, cuando menos me lo espere puede que se derrumbe. Me gustaría que si llega ese día estés a su lado.
Scarlett pensó en todas las personas que le habían dicho que no confiara en él. Luego vio la dulce mirada de Cidy.
Sí, se veía como una madre preocupada.
-Confíaré en Kira, te lo prometo. De todos modos, creo que tengo que volver.-sonrió, poniendo una mano en su hombro.
Se despidió y salió de la posada, cogiendo fuera a Phuria y volviendo hacia la Casa Gris.

Cidy aún en la posada, sonreía.
-Menudo par de dos. No soportan estar enfadados el uno con el otro.-se rascó la mejilla, pensativa-Mi pequeño tonto, no dejes escapar a esta chica...aún puede darnos algunas sorpresas...
Volvió a atender a los clientes sumida en sus pensamientos.


                                                              *          *          *

Scarlett ya había llegado a la entrada y dejó a su yegua en el establo. Al lado de la puerta había un carruaje tirado por dos caballos blancos que no había visto nunca. Al parecer tenían invitados.
Abrió la puerta de sopetón y una bola de pelo blanca se lanzó encima de ella, llenándole la cara de babas. Rió cogiendo a la gata Nyara en sus brazos y fue hacia el despacho de Dáranir, donde se encontró con dos caras nuevas. La mujer tenía un aire severo y el pelo muy corto, de color castaño claro, ojos pequeños y audaces, que desentonaban por su dulce tonalidad chocolate. A su lado estaba María y pudo ver que las dos eran de la misma baja estatura. Rodeando los hombros de la Guardiana se encontraba un hombre fornido y alto, de cabellos grisáceos y ojos oscuros.
-¡Papá, mamá, os presento a Scarlett!-dijo María, emocionada yendo hacia Scarlett-Es hija de Rose y Armin Chevalier.
-María, baja la voz, no es correcto en una señorita gritar así.-le riñó su madre. Luego se dirigió a la otra Guardiana- Es un verdadero placer, Scarlett. Tu madre y yo fuimos grandes amigas en el pasado. Aunque te pareces más a tu abuela Selendre.
Scarlett sonrió asintiendo. Aún le estaba costando olvidar la pérdida de su familia, pero Chelsea le había enseñado que un Guardián no debe dejar ver su debilidad en público.
En el fondo de la sala, esta le guiñó un ojo como señal de aprobación.
-El placer es mío, señora.
-Es un orgullo para nosotros que nuestra hija se codee con gente de alto rango. Y como siempre, Dáranir, veo que has cuidado de ella.-observó su padre.
Scarlett miró hacia otro lado. ¿Alto rango? No estaba segura de a qué se referían.
-Señores Geneviev, siempre cuidaremos de María, no tienen de qué preocuparse.
-¡Oh! Entonces usted es la hermana de Ren.-se dio cuenta Scarlett.
La señora Geneviev rió levemente.
-En efecto. Es mi hermana mayor.
Uhm...se parecían muy poco. La dulce Ren, con su aspecto de abuela cariñosa que te traería un pastel recién hecho y te arroparía por las frías noches y la gélida y recta madre de María, parecía que fuera a poner veneno en el pastel y cobras en las sábanas si no caminabas derecha y hablabas adecuadamente.
-Y son los tíos de Mark...no está aquí. Esperen un segundo, voy a avisarle.-se apresuró Scarlett.
Sin embargo una mano la detuvo.
-No es nuestro sobrino.-siseó el padre de María.
-Pero si es el primo de...
-He dicho que no es nuestro sobrino. No tiene nada que ver con la familia de los Geneviev. Más bien es una deshonra.-afirmó- un indeseable.
-¡Papá! Mark no es un indeseable.-se quejó María.
Sus padres le dirigieron una mirada asesina que lo decía todo sin palabras.
-Cielo, nadie te ha dado vela en este entierro.
-Vosotros mismos cavasteis la tumba.-susurró ella.
Dáranir y Chelsea se mantenían al margen de la conversación y Scarlett pudo notar que estaban algo distraídos mirándose y hablando en susurros. Estuvo a punto de toser para hacerles notar que la situación necesitaba una intervención, pero lo dejó pasar.
-Conozco a Mark y es una persona buena y honrada...
-Y débil.-puntualizó la madre de María.
Scarlett arqueó una ceja.
-No es débil.
-Pobrecilla. Has estado mucho tiempo fuera, no le conoces bien. Ahora te parecerá un Guardián respetable que cumple con su deber, pero hace unos años, cuando debió cumplirlo, falló estrepitosamente. Pregúntale si no.
-Bueno, nosotros nos vamos. Estábamos de visita nada más. Esperamos veros a las dos en el Baile de Bienvenida que organizará el rey Tulio muy pronto para ti, Scarlett.-dijo el padre, sonriendo.
-Yo también espero verles.-dijo simplemente, marchándose corriendo hacia la planta de arriba, en busca de Mark.


La puerta de la habitación del chico estaba entreabierta y dentro él y Julian rebuscaban entre antiguas cajas llenas de tonterías y recuerdos. Julian encontró una anilla bajo la cama y tiró de ella, hasta que una caja salió por los aires y un montón de papeles volaron por la habitación. Los fueron recogiendo  mientras iban mirando qué eran.
-Oh, son los extraños cuadros que nos dio aquel viejo mago...-afirmó Mark-Sí, mira, aquí salimos tú y yo de pequeños. También hay una chica...¿sabes quién es?
Julian cogió el papel y la miró de cerca. Tenía el pelo liso y con un flequillo recto, no se sabía el color, tampoco de sus ojos, porque la foto estaba en blanco y negro. Aunque le sonaba muchísimo ese rostro.
                                            Mark                           ?                      Julian
-¡Eh! ¡Aquí estás tú con la misma chica!-exclamó, pasándoselo.
En el papel estaban los dos sonriendo, y Julian besaba con dulzura la nariz de la niña.
Tosió atragantándose cuando vio el contenido y la apartó de él.
-Mira por donde, qué tierno eras de pequeño, señor cascarrabias.-rió, dándole un codazo.
-Agh, cállate.

-Oye, creo que ya recuerdo a esa chica.
-¿Ah, sí? ¿Cómo se llamaba?
En ese momento Scarlett entró en la habitación y los dos dejaron de hablar.
-¿No te enseñaron a llamar antes de entrar? Qué maleducada.-gruñó Julian.
-No eres el primero que me lo dice...-susurró pensando en cuando Kira y ella estuvieron espiando la conversación de los demás.-Esto...yo venía a hablar con Mark.
El chico se levantó e invitó a Scarlett a sentarse en su cama.
-Dime. ¿Qué pasa?
Ella suspiró. Estaba claro que hablarían con Julian delante lo quisiera o no.
-Han venido los padres de María.
Justo en ese instante Mark tensó todo su cuerpo y después echó el aire contenido. Se rascó la nuca.
-¿Siguen abajo?
-Ya se marcharon. Pero han estado hablando de ti.
-Chismosos de pacotilla. Yo también podría decir varias cosas de ellos.-dijo Julian alzando la voz.
-Cálmate, amigo.-lo tranquilizó.-¿Qué dijeron?
Scarlett frunció el ceño e hizo una pausa. Repetir lo que habían dicho no estaba del todo bien, no obstante Mark debería saberlo.
-Dijeron que no eras su sobrino, que no tenías nada que ver con los Geneviev y que...eras un indeseable.
-Mal rayo les parta.-escupió el Elementar.
Mark negó con la cabeza derrumbándose en el suelo.
-Ya veo que siguen decepcionados conmigo.
-¿Por qué?-preguntó Scarlett, sentándose a su lado-Esto...en realidad no es de mi incumbencia, no hace falta que me lo cuentes.
-No importa. Te lo diré, escucha: Todos los Guardianes han de entrenarse antes de poder ir a una Casa y servir a su rey. En medio de esos entrenamientos hay dos exámenes: si apruebas el primero con una nota alta, te llevan hasta el líder de una Casa y este decide si te acepta en su grupo. Si lo suspendes, o tu nota no es suficiente, o si el líder no te acepta, debes hacer el segundo. Si suspendes el segundo, no puedes ser un Guardián. Yo aprobé el primero con buena nota, más el jefe de la Casa Negra no me aceptó. Fui al segundo y...fallé. Lo suspendí. Entiende que en mi familia llevan siglos siendo Guardianes. Yo los llevé a la deshonra con mi fracaso. Solo estoy aquí gracias a mi amistad con Julian, que convenció a Dáranir de que me reclutara.
-¿Y por eso te tratan tan mal?
-Bien, Scarlett. Hoy has aprendido que no todo es de color rosa, ni todos son buenas personas.-ironizó Julian, poniendo los ojos en blanco.
Scarlett pasó de él y siguió hablando con Mark.
-Mark, eres admirable. Fuerte, decidido y valiente. Lo que digan los demás solo ha de importarles a los demás.-le animó ella.
-Gracias. Pero no me considero así.
-Con tantas personas que te aprecian, no debes deprimirte por alguien que no lo hace.
-Te equivocas. No solo son mis tíos. Mis padres, mis abuelos, todos. Pero ya no quiero su respeto. No quiero nada de ellos.-contestó él, levantándose.-Está anocheciendo, deberías ir a descansar. Estos últimos días te veo más cansada de lo normal.
Scarlett sonrió sin mencionar que no conseguía dormir, debido a sus continuas pesadillas.


Al lado, en su habitación, sentía que tenía que hacer algo. Se puso su camisón e intentó dormir, pero nada más cerrar los ojos esa voz tenebrosa inundaba su cabeza. Si se dormía, soñaría cosas horribles de nuevo. Llevaba días y días sin pegar ojo a causa de ello y cada vez se notaba más agotada. Sintió un ruido arriba, en el ático. Recordó que Kira y ella aún estaban enfadados. El cabreo se le estaba pasando, sin embargo, dudaba que el híbrido le diera una disculpa con facilidad. Eso...teniendo en cuenta que no fuera ella la que debía disculparse. 
La culpabilidad empezó a retumbar en su cabeza, contra su cráneo.
Cogió una manta poniéndosela por encima y subió las escaleras. Cada crujido la hacía temblar, así que corrió para llegar lo antes posible.
Llegó a la puerta y llamó varias veces sin obtener respuesta.
-Kira...sé que estás dentro...tengo algo que decirte...-susurró Scarlett.-No me ha gustado que me ocultaras cosas, eso que quede claro. Pero yo no he estado muy bien que digamos. Puede que pareciera que te tenía miedo, pero tiene una explicación y quiero contártelo todo. Porque yo...bueno, yo...confío en ti. ¡Y me da igual lo que seas!
Volvió a llamar y nadie contestó.
Dentro, Kira se acercó sigilosamente a la puerta. Estaba dudando si abrir.
Sinceramente, no se sentía culpable por ocultarle secretos acerca de los Chevalier. Tenía demasiados secretos y muchos de ellos, relacionados con esa familia. Nadie se iba a morir por uno más.
-¿Sabes? Ya no quiero saber cual es tu otra mitad. Me da igual. Seas lo que seas, no me importa. Dios, estás haciendo que haga un monólogo. Ni si quiera sé si me escuchas...¿estoy hablando sola? Es posible. Quiero que sepas que te debo mucho. Me has ayudado siempre y fui tonta al desconfiar de ti. Sé que no me harías daño nunca.-Scarlett puso una mano sobre la puerta, justo en el mismo lugar donde Kira la tenía en ese momento.
Suspiró dispuesta a marcharse y justo en ese momento la puerta se abrió y una mano la agarró de la muñeca, atrayéndola hacia dentro de la habitación.
-Vaya, vaya, pelirroja. Entrar en la habitación de un hombre a altas horas de la noche...yo pensando que eras tranquilita, y me sorprendo al ver que eres tan atrevida.-insinuó Kira, apoyándose en una pared.
Scarlett enrojeció al momento y bajó la cabeza, ocultándose con su flequillo.
-Eh, pequeña, tu cara es más roja que tu pelo.-hizo notar el chico con una sonrisa burlona, y, con un dedo, levantó el mentón de Scarlett.
-¿Has escuchado todo lo que dije?-susurró esta, casi sin voz de la vergüenza.
-Ajá.
-¿Y qué piensas?
-Explícame porqué te daba miedo.
Ella lo apartó con delicadeza y se sentó en un taburete. Le empezó a explicar haciendo muchas pausas, pues no sabía si le iba a creer.
-He tenido sueños; pesadillas. Siempre, todas las noches tengo esas pesadillas. Al principio eran sombras, voces sin rostro, pero de repente pude ver de quién provenía la voz. De unos ojos azules eléctricos, como los tuyos. Eras tú quien me aterrorizaba cuando dormía, al menos tu cara.
Kira enarcó una ceja y sorprendentemente pareció comprenderlo.
-Me desperté asustada y apareciste tú, como si la pesadilla no hubiera acabado.
-No era yo.-afirmó él.-Tú misma lo dijiste; nunca te haría daño. Aunque me pregunto cómo lo sabes, estás muy segura de ti misma.
-Me lo dijo Cidy. Y bueno, siempre me has ayudado. ¿Por qué me harías daño?
-Qué va, pelirroja. Me he enamorado de ti, por eso te protejo.-dijo Kira.
Scarlett lo miró sin poder dar crédito y entonces él comenzó a reír.
-Qué gracioso.-bufó. Se frotó los ojos. Estaba cansadísima.
Kira elevó la vista al cielo y sin decir ni una palabra cogió a Scarlett por la cintura, tal cual saco de patatas y la echó en su cama.
-¿¡Qué estás haciendo!?-gritó ella.
-No te voy a violar, pequeña tonta. Duerme. Empiezas a parecer un no-muerto.-comentó, tumbándose en el suelo al lado de la cama.
-¡No puedo dormir aquí!
-¡No seas ridícula! Estaré contigo, no tengas miedo.
-Esa no es la cuestión, es que...
-Duerme.-repitió, cubriéndola o casi asfixiándola con las mantas.
Scarlett le dio la espalda ya acostada y sonrojándose cada vez más. ¿Qué diablos hacia ella allí? Espera. ¿Se había metido en la cama de Kira? Agitó la cabeza alejando la idea de su mente y cerró los ojos. La cama olía bien. Una mezcla de tierra y fuego. Le producía sensaciones cálidas.
El sueño la fue venciendo y comenzó a pensar en sus pesadillas. Un escalofrío la recorrió y tembló en silencio.
Su mano se escurrió entre las sábanas, buscando algo a lo que aferrarse.
-...
Kira cogió su mano entrelazándola y aprentándola para que no se soltara, pero sin fuerza. 
Scarlett se sorprendió en silencio y sonrió, olvidándose de lo demás.


-Estoy aquí, pelirroja.
Esa noche, Scarlett no tuvo pesadillas.

miércoles, 22 de junio de 2011

Nueva historia (:

Estoy tardando en publicar el capítulo 14, pero estamos en fin de curso (¡¡¡terminé hoy!!!) y hay excursiones, fiesta.. vamos, que ando ocupada. Pero lo publicaré y acabaré en cuanto pueda.
Os daré un adelanto:
"Kira y Scarlett siguen enfadados, pero si los dos ponen un poco de su parte, puede que se reconcilien.Scarlett descubrirá que no tiene que desconfiar. Aparecen los padres de María, quienes tratan de una forma bastante cruel a Mark. ¿Por qué? 

Otra cosa que os quiero decir es estoy empezando una nueva historia llamada "Entre las sombras" y ya tengo el blog: http://entrelassombras-history.blogspot.com/

Ya he publicado la sinopsis y el prólogo (leer por este orden) así que cuando podáis, pasaros porfa.

domingo, 12 de junio de 2011

13-Primera misión[Parte 2]

Nota de la autora: Tengo una pregunta. ¿Os importan las fotos que meto en los caps? ¿Preferís que no las ponga o queréis que siga poniéndolas? 
Como siempre, gracias por leer (:




                                                       *                        *                     *




 Llegaron a las puertas de una muralla y detrás de ella se podía ver un magnífico palacio de piedra con miles de ventanas y construido de una manera maravillosa. Unos guardias los pararon y Julian les mostró la marca de los Guardianes en su hombro, entonces les dejaron seguir avanzando.
-Acabamos de entrar en Arkiria.-le susurró Julian a Scarlett.
Ella sonrió melancólica para sus adentros. Vaya. Allí había nacido y vivido, sin embargo, no conservaba ningún recuerdo del lugar. Miró el palacio con asombro y pudo descubrir con esfuerzo a una mujer asomada en una ventana, era bella y la seriedad cubría su rostro. De alguna forma, supo que le devolvió la mirada. ¿Quién sería ella?

Según iban avanzando los caminos se llenaban de más y más árboles espesos y todo parecía más salvaje. El rumor de las hojas se mezclaba con el viento mientras llegaban a su destino, en el corazón del bosque otoñal. Se escucharon los cascos de caballos, que no eran los suyos. Cada vez se escuchaban más cerca. También más fuerte.
Una flecha voló veloz hacia Julian, que alzó una mano e hizo que diera la vuelta y atacara al contrincante. Hubo varios resoplidos airados detrás de los árboles, que a cada paso parecían tener un tronco más grueso.
-Buenos días a vosotros también.-bisbiseó Kira, agarrando con una mano la empuñadura de una de sus espadas.
Julian le dirigió una mirada gélida y habló en voz alta.
-Somos Guardianes. Venimos a ayudaros con el accidente.
-¿Accidente, decís?-dijo una voz grave desde las sombras-¿Desde cuándo asesinar a sangre fría es un accidente?
-No podemos asegurar que sea un asesinato hasta que veamos al chico. Dejaros ver, no haremos nada.-insistió Julian.
-Entonces, siguiendo vuestra teoría, tampoco podéis asegurar que sois verdaderamente Guardianes.-susurró otra voz, más enfadada que la anterior.
Scarlett tragó saliva en silencio. Las cosas podían acabar complicándose.
-¡Tenemos la Marca, venid a comprobarlo!-gritó María.
-¡No seas impulsiva!-le gruñó Julian y siguió hablando a las criaturas- Hemos venido hasta aquí porque vuestro Viejo Sabio nos lo ha pedido. Desearíamos hablar con él.
A Scarlett le sorprendía un poco verle hablar con alguien que no fuera Mark de una forma tan cordial. Pero había estudiado que los centauros se ofenden al mínimo detalle y para conseguir lo que quieras de ellos, tienes que medir tus palabras y actos a cada segundo.
-Sí, sí...puede que seáis Guardianes al fin y al cabo. Pero el ser que lleváis acompañándoos no lo es. Huele a...huele a muerte, y eso no nos gusta.-las miradas de todos se centraron en Kira.
-Kéj. Vos oléis a cuadra y más no me he quejado.-contestó él, bostezando.
Otra flecha salió lanzada, esta vez directa hacia Kira, pero él quitó las dos espadas de sus fundas y la partió en dos, con una sonrisa ladeada.
Julian apretó un puño y acercó su caballo al de Kira, para darle una sonora colleja. El otro intentó devolverla, pero Scarlett los miró. Y digamos que si las miradas matasen, ellos estarían bajo tierra.
Los centauros se hartaron de esconderse en las sombras, y ofendidos por el comportamiento del joven híbrido, salieron, armados con arcos y flechas. Julian y María no estaban preocupados de que los mataran, iba contra la ley atacar a un Guardián.
Eran mitad caballo, mitad humano. El pelaje de todos ellos era distinto en color y textura. La mayoría tenía el pelo largo y oscuro y los ojos marrones o negros. A Scarlett eso no le sorprendió, ya había visto dibujos y sabía como serían.

 Lo que le hizo abrir la boca y hasta le agradó verlo, fue la imagen de una mujer centauro, que salió de detrás de una pequeña cascada y se encontraba algo alejada del resto, con ropa de pieles marrones sobre su torso y una melena trigueña.

 Trotó hacia los demás y se puso a un lado, haciendo una ligera reverencia. El resto la imitó.
-Ha llegado el Viejo Sabio.-anunció.
Un centauro más mayor que el resto, que parecía imponer respeto en su gente pasó por en medio de las dos filas que hicieron para dejarle paso, con la cabeza bien alta y mirada orgullosa. En efecto, los centauros eran siempre tan orgullosos.
Miró al grupo examinándolos detenidamente uno por uno y cuando llegó a Scarlett, sonrió.
-Selendre, ha pasado mucho tiempo-le habló, como quien habla a un viejo amigo.
Scarlett frunció el ceño desconcertada. ¿Selendre? ¿De qué hablaba?
-¿Ya no me recuerdas? ¡Pero si solo han pasado 15 años! Aunque para nosotros, los entes, el tiempo pasa más lento, deberías recordar. Soy Thion, Selendre.-barbulló el centauro.
Julian y María cruzaron una mirada de angustia. Scarlett miraba al sabio, cada vez más confusa.
-Disculpe, creo que se equivoca de...
-¡No, no, no! Tienes los mismos ojos y el mismo cabello que Selendre Chevalier!
Scarlett estuvo a punto de caerse de la yegua al escuchar su apellido. Kira suspiró y se adelantó.
-Esta chica es Scarlett Chevalier, no Nadia. Es su nieta.
Thion se pasó una mano por la cara, algo afectado y le tendió su mano a Scarlett.
-A pesar de todo, es un placer conocerte. Tienes que contarme ciertas cosas...
-Por supuesto, señor-dijo ella, estrechándole la mano.-Más bien debería contármelas usted a mí.
-Bien, ahora a lo que íbamos.
Los condujo por el bosque hasta un abeto, y a sus pies, el cuerpo de un pequeño centauro muerto. En su cara podías ver que aún era un niño. Scarlett giró la cara, disgustada y los Guardianes se pusieron a investigar.
-Fue un demonio Gesset. Solo ellos hacen esos cortes en forma de W. No son muy listos, tendremos que esperar a que vuelva aquí, porque volverá para recoger el cadáver. Envenenan la sangre de sus víctimas con una tajada y luego, unas horas más tarde vuelven a buscarlo.-dijo María, sentándose en una gran raíz.
Scarlett asintió y se alejó un poco, apoyándose en otro abeto. Tenía demasiados pensamientos en su cabeza en ese momento. Nadia Chevalier. Sonrió. Ya sabía algo más, pero...
Kira se acercó y ella decidió irse, pero él la cogió de las muñecas, haciendo que se apretara contra el tronco y lo mirara a la cara, a los ojos. Scarlett desvió la mirada.
-Mírame.
-No.
-¿Por qué?
-¡Porque no!
-¡Eso no es una respuesta!
-¡Me da igual!
El híbrido quitó algo de presión en las muñecas y con una mano levantó ligeramente el mentón de Scarlett. No tuvo más remedio que mirarle.
-¿Estás enfadada porque te asusté?-le preguntó de golpe.
-¡Estoy enfadada porque no me contaste nada!-le gritó, soltándose de sus manos y dándole la espalda.
Kira frunció la frente.
-¿Contarte qué, pelirroja?
-¡Lo de mi abuela! Sabes que quiero saber cualquier cosa de mi familia...¡pensé que tú no tenías ni idea de nada! Y sabes bastante. ¡Eres insoportable!-dijo ella, apretando los puños.
-¿¡Por qué demonios dices que soy insoportable ahora!?
-¡¡¡Porque sabes más de mi familia que yo!!!-le gritó, girándose y mirándole a los ojos sin miedo, con un simple y fuerte enfado.
Él se encogió de hombros.
-No te pongas así.
-Me podías haber dicho muchas cosas sobre ellos. Confiar en alguien así...-farfulló para sí misma.
Kira tensó los hombros y la miró sonriendo, para ocultar su furia.
-¿Alguien así? ¿Así cómo?
-Alguien que es un...-Scarlett estaba a punto de explotar, pero no quería decirlo, porque en el fondo lo apreciaba.
-¿Un qué? Dilo de una maldita vez.
-¡Un híbrido!-explotó, recordando la historia de Julian y sus padres.
Justo después de decirlo se llevó la mano a la boca, arrepentida.
-No, no...no me refería a eso.-se disculpó, pero Kira ya no la miraba. Sonreía de una forma burlona y su expresión era impasible.
-Ya veo. Tampoco se puede esperar mucho de una princesita mimada.
-¿Qué?-dijo Scarlett.
-Lo que has oído. Deja de hacerte la pobre niña sin familia, solo eres otra Guardiana egocéntrica.
-¿¡Que yo soy la egocéntrica!? ¿Entonces que diablos eres tú, Kira?
-Alguien harto de creer una cosa y encontrarse con otra. ¿Sabes? Sí, conocí a tu abuela. Y créeme, no os parecéis en nada. No puedes ser una Chevalier. Quizá quisieron deshacerse de ti y te salvaste por una coincidencia.
A Scarlett le cayó una lágrima de furia por la mejilla y golpeó a Kira en el brazo con toda su fuerza, pero no le hizo daño.
-Eres despreciable.
-No. Soy un ente, ¿recuerdas? Los entes tenemos que ser los malos, los que hacemos daño. Tú quieres que yo sea el malo. Quieres que sea el híbrido que te asusta. Pues lo seré.
Scarlett se quedó en silencio durante unos instantes, pensando que contestarle. Sin embargo, no tuvo mucho tiempo para pensar, porque en ese momento el gesset apareció sobre el cuerpo del pequeño centauro y comenzó a envolverlo en una especie de baba transparente.
Julian se dio la vuelta y una gigantesca ola de aire lo apartó del cuerpo, tirándolo al suelo.
El monstruo gruñó entre millones de dientes afilados como cuchillas. Tenía la piel parecida a la de un elefante, dura y gris. Cuatro manos; dos pequeñas y dos largas y enormes acabadas en garras. Y dos patas en la parte trasera, acompañadas por una cola larguísima. Ojos pequeños e incoloros.

Apuntó a Julian y le lanzó un chorro de su baba, que él esquivó y dio en la hierba. Al momento, la hierba empezó a quemarse, como si le hubieran echado ácido encima.
-¡Kira, ocúpate de Scarlett!-le gritó María.
Scarlett intentó correr hacia ellos, pero unos brazos la cogieron y la subieron encima de un árbol, donde el gesset no podía llegar.
-¡Déjame! ¡Hay que ayudarles!-le instó ella, queriendo bajar.
Kira se sentó en una rama y la puso en su regazo, sin dejar que se fuera.
-Cálmate. Soy tu guardaespaldas, ¿no? Tu seguridad está por encima de tu criterio.-le dijo, intentando parecer serio, pero se veía que la situación lo divertía.
Ella siguió forcejeando, sin resultados.
-Pero, pero, pero...
María le dirigió una mirada desde abajo y sonrió.
-¡Eh! No nos menosprecies o te quedarás sin tarta.
El gesset se acercó corriendo hacia ella. María esperó a que llegara y en el último momento dio un salto en el aire, aterrizando en la espalda del demonio. Sacó una daga para clavársela, pero él utilizó su cola a modo de látigo y se la quitó de encima.
-Nos ha tocado uno bastante rebelde.-bufó Julian.-Bien, me servirá para practicar.
Cerró los ojos y juntó las manos, concentrándose. El gesset rugió babeando y fue hacia él con cautela, con su cola por delante para protegerse. Julian dejó que llegara hasta él y se acercara lo suficiente. Formó un remolino lo bastante grande para cubrirlos a los dos en un círculo y cuando estuvieron los dos dentro saltó fuera por arriba. El remolino se fue cerrando alrededor del monstruo, que iba quedándose sin aire.
-Ni de broma.-dijo María-Este es mío.
Entró en el remolino y se escucharon varios golpes, no se sabía si de la criatura o de la Guardiana. Al poco rato salió de allí María subida al gesset de nuevo, pero esta vez le había cortado la cola y llevaba una cuerda al cuello. Julian se llevó una mano a la frente y negó con la cabeza.
-Eres incorregible.
-¡Yuju!-gritó María, corriendo de un lado a otro con el monstruo-¿¡Decías algo!?
-Nada, nada...
Scarlett los miraba menos preocupada que antes y se relajó. Después recordó que estaba sobre Kira y se apartó repentinamente, recordando también que estaba enfadada con él.
-Qué bien me cae esa chica-susurró Kira, mirando a María y riéndose.
-Ya basta.-sentenció Julian, recogiendo la daga de María del suelo y lanzándosela al gesset. Acertó de pleno y el demonio cayó al suelo, muerto por fin.
María resbaló por culpa de la caída y acabó en la hierba, a los pies de Julian. Se levantó deprisa y le echó la lengua.
-Eres una niña pequeña.
-Y tú un aguafiestas.
-¡Estoy de acuerdo!-gritó Kira.
-¿Estáis bien?-preguntó Scarlett.
Los dos asintieron. Kira ayudó a bajar a Scarlett, a pesar de que esta no quería su ayuda.

Recibieron los agradecimientos del pueblo centauro y subieron a los caballos, para volver a Ozirian. El Viejo Sabio se quedó hablando un rato con la nieta de Nadia, y lo que le dijo, tan solo lo sabe ella. No debió ser algo malo, pues Scarlett salió de la conversación con una sonrisa en los labios.
Cruzaron la frontera por las puertas del palacio de Arkiria y de nuevo Scarlett vio a la mujer apoyada en el alféizar de la ventana, mirando como pasaban los viajeros. Sus miradas se cruzaron de nuevo y ella creyó intuir que la mujer le sonreía.
-Dime, Julian. ¿Quién vive en el palacio?-le preguntó de camino.
-Pues...los criados, el Consejo Real, algunos parientes cercanos y por supuesto, la reina.
-¿La reina?-dijo Scarlett, mirando de nuevo a la ventana. La mujer ya no estaba allí.

Un poco más atrás, Kira y María hablaban entre risas, pero la mirada del chico estaba ahora fija en Scarlett. Por alguna razón, lo ponía muy nervioso estar enfadado con ella. Era como si aquella chiquilla lo estuviera ablandando. ¿Dónde había quedado su frialdad de demonio?
Solo tenía en claro una cosa: cuando estaba con Scarlett se sentía, por suerte o por desgracia, muy humano.

domingo, 5 de junio de 2011

13-No te odio [Parte 1]

Nota de la autora: Sé que este capítulo ha tardado mucho y lo siento, pero estoy cargadísima de exámenes y no tuvo tiempo ni para respirar. Y sigo llena de exámenes, aunque creo que la parte 2 del capítulo 13 llegará pronto. ¡Gracias por leer! (:






                                                                  ***


 Muy lejos del Submundo, en la Tierra las cosas seguían como siempre.
Los perros ladraban, las abuelas daban de comer a las palomas sentadas en bancos, los adultos estaban en el trabajo y los niños en el colegio. Y por supuesto, nadie se había dado cuenta de la misteriosa desaparición de Scarlett Chevalier, que llevaba desaparecida dos semanas.

En esa mañana de martes una hermosa chica de melena dorada bajó de un lujoso auto y se encaminó hacia el instituto Northom. Ya no tenía la reluciente y seductora sonrisa de siempre ni la postura orgullosa y decidida. Ahora entraba cabizbaja y con cierto aire despistado. No se fijaba en nadie, aunque todos se fijaban en ella, como de costumbre. Un chico de porte atlético y con la camiseta de un equipo se acercó a ella a saludarla y esta le gruñó y se fue enfadada. El chico hizo una mueca contrariada y se encogió de hombros.
Larissa entró en el baño y se miró al espejo.
Desde luego, su belleza era muy notable. Todos le hacían caso, como perritos domados, en el instituto y en todas partes, pero ella solo quería una cosa. Quería que volviera su mejor amiga. Quería dejar de sentir que le faltaba su hermana.
Dio un puñetazo contra el lavabo de frustración y escupió al espejo.
-¿¡Dónde estás, estúpida!?-gritó.
La noche en la que Scarlett desapareció Larissa estaba en un botellón con uno de sus novios y no se percató de nada hasta la mañana siguiente, cuando encontró la casa vacía.
Ni una nota, ni un aviso. Scarlett no había dado señales de tener intención de irse, pero claro, ella siempre pasaba desapercibida...a veces Larissa se preguntaba como era posible, era algo casi antinatural.
Revisó mil veces su habitación y la casa entera, hasta los sitios donde solían ir. Preguntó a los profesores y a todos los alumnos, sin embargo, la respuesta siempre era la misma.
¿Quién es Scarlett Chevalier?
¡Qué estaba pasando! Todas las pertenencias de Scarlett habían desaparecido de la casa, todas sus fotos juntas, sus datos en el instituto. Scarlett había desaparecido hasta de la memoria de los demás. Menos de la suya. ¿Por qué? Era su mejor amiga, sí. ¿Solo por eso?
Se esforzó en recordar el último sitio donde la había visto. Estaba a punto de dormirse.
Busco en su memoria algo fuera de lo normal en su conducta.
Nada. Scarlett no se había comportado de una forma extraña casi nunca, menos cuando mentía. No es que se le diera mal, pero Larissa siempre la descubría.
Salió del instituto al tocar el timbre y fue a dar un paseo para refrescarse las ideas.
Alzó la cabeza hacia el cielo. Pronto sería invierno. Ya no había hojas en los árboles y hacía más frío. Scarlett odiaba el frío...recordó. La echaba tanto de menos.
Siempre habían estado juntas, ayudándose mutuamente. Desde pequeñas, cuando ella descubrió accidentalmente el secreto de Larissa. Nadie más podía saber que era una ninfa. En realidad, ni siquiera debería saberlo la propia Scarlett.
Entró por un camino desde un parque infantil. Era un camino estrecho que le recordaba a algo, no sabría decir a qué. Al llegar al final del camino la vio.
La fuente.
El portal hacia el Submundo.
El portal hacia Scarlett.
-¡¡¡Sí!!!-se acercó corriendo hacia la fuente y se derrumbó en la piedra blanca.-Tiene...tiene que estar allí.
Una lágrima corrió por la mejilla de Larissa hasta chocar contra el agua de la fuente.
-Vuelve, tonta...vuelve...-susurró, derrumbándose en la hierba- ¡Scarlett, vuelve!

Pero Scarlett no iba a volver.
Entonces ella tendría que ir.
-Iré a por ti, amiga.
Larissa secó sus lágrimas, se metió en el portal y desapareció.




Y en el mismo sitio al que se dirigía Larissa, Scarlett mantenía una lucha interna.
Si se la viera desde fuera, solo se vería una chica durmiendo y posiblemente teniendo una pesadilla.
Claro que esto ella no lo sabía.
Dentro de su cabeza...penetrando en sus sueños tenebrosos, había oscuridad. Solo se podía distinguir entre esa oscuridad unos ojos azules que la observaban con una mirada cruel. Y una voz que igualaba la crueldad de la mirada, pero hablaba en susurros y silbidos, como una terrible serpiente.
Scarlett corría y gritaba, sin poder escapar, pues en la oscuridad no distingues el suelo del techo, ni la izquierda de la derecha. En cambio, ella notó el dolor cuando la oscura voz la arañó haciéndole un corte a lo largo del antebrazo que emanaba sangre. Cayó al suelo al tropezar con algo biscoso.
-¡Déjame! ¿¡Qué quieres de mí!?
La voz siguió susurrando cosas incomprensibles.
Los ojos se acercaron a ella. No...reconocía esa mirada. ¿A quién le recordaba?
-Ssssssssssscarlett...
Scarlett miró hacia atrás y hacia los lados y se llevó las manos a la cabeza para no oír esa voz. Se formó una figura con aspecto humano frente a ella. Era la sombra de un hombre más alto que ella en el que solo podía distinguir unos terribles ojos azules. Era como cruzar una mirada con la muerte.
-No te fíes de nadie.
-¡¡¡CÁLLATE!!!
-Él te traicionará...
Scarlett cerró los ojos con fuerza, deseando desde el fondo de su corazón que se acabara aquel suplicio.
-Y tú morirás...lo sabes, ¿verdad? Sí...te mataré.
-¡¡¡VETE!!!
-Al final serás tú quien venga junto a mí. Porque yo...los maté. Y tú...
-¡¡¡QUE TE CALLES!!!
-Y tú...eres la siguiente...y la última.
La herida de su brazo le dolía, pero intentó golpear a aquella figura. La figura se movió un centímetro y rió. Una risa de monstruo. La figura se acercó. De pronto, estaba frente a ella y pudo ver quien era con claridad.
-Estás muerta.


Despertó tosiendo y sudando. Sus sábanas estaban rojas. Qué raro, ella recordaba que eran blancas. Las levantó con un brazo y encontró el motivo. Sangre. La herida que se había hecho en sueños había aparecido en la realidad. Desde la cama miró por la ventana y pudo ver las dos lunas, una roja y otra azul brillando en el cielo. Todavía no había amanecido, debía ser muy de noche. Tenía miedo, mucho miedo. Eso no había sido una pesadilla normal y corriente.
Salió al pasillo, pero estaba oscuro asique cogió una vela. Con una única luz su miedo creció más y comenzó a temblar. Nunca había tenido miedo a la oscuridad, aunque, después de esa pesadilla, donde lo que te invade es la mismísima oscuridad acompañada de una amenaza de muerte...esa era una oscuridad a la que no quería volver. Fijó la vista al frente y vio...unos ojos azules.
Pegó un grito que se escuchó en toda la casa y se encogió sobre si misma, como una niña pequeña, para que esa figura cruel no la viera. Y la figura hizo caso omiso a sus palabras. La agarró del brazo y la levantó, obligándola a que lo mirara directamente. Scarlett contenía a duras penas las lágrimas, una parte por el miedo que sentía y otra por el dolor que le causaba la herida del brazo que le estaba apretando.
-¿Pelirroja?-preguntó una voz.
No era la voz tenebrosa de su pesadilla. Esta era una voz preocupada y algo ansiosa.
-¡¿Qué diantres está pasando?!-gritó otra voz desde el extremo opuesto del pasillo.
Scarlett no quería abrir los ojos, estaba en estado de shock.
-¡Qué le has hecho, desgraciado!-gritó Julian, acercándose a ambos y dándole un fuerte empujón a Kira, la otra persona que había en el pasillo, que para sorpresa de ambos, no se molestó.
-Se asustó y gritó...-respondió, apartándose hacia una esquina.
-¡¿Y de qué se asustó?!
-De...-Kira agachó la cabeza, sabía que algún día tendría que suceder- Se asustó de mí.
Pudo ver la fugaz sonrisa victoriosa de Julian durante un momento, después la cambió por una mueca de sorpresa. Miró a Kira furioso y sin más lo agarró del cuello y lo obligó a mirar el brazo de Scarlett.
-¡Imbécil! ¡Explícame esto!
La herida de Scarlett chorreaba sangre y había manchado ya el suelo.
-¡No sé que le ha pasado!-gritó Kira, perdiendo la paciencia y sacándose a Julian de encima.
-Pues a mí me parece que fuiste tú quien la hirió.-le acusó.
-Piensa lo que quieras, pero apártate de mi camino-contestó Kira, cogiendo a Scarlett en brazos.
Julian se puso en medio del pasillo y el viento comenzó a rebelarse.
-¿A dónde crees que vas?
-¡A tomar el té nocturno, si te parece! ¡Voy a la enfermería!-gruñó Kira, pasando pese a la resistencia del otro.
Kira llevó a Scarlett a la enfermería seguido de Julian, que despertó a Dáranir y le contó su teoría sobre quien era el culpable de sus heridas. Scarlett despertó un rato después y contó que se lo había hecho al caerse de la cama por una pesadilla, por eso estaba asustada y gritó al ver a Kira.
-¿Quieres que nos quedemos aquí contigo?-le preguntó Dáranir con una sonrisa.
-No, id a dormir. Yo también me iré...¿qué hora es?
-Las tres.
-Sí, iré a dormir.-dijo.
Kira no paraba de mirarla, pero ella intentaba no fijarse en él. No quería volver a ver esos ojos. Cosa que no le pasó desaparecida a Julian, y que lo ponía de un repentino buen humor. Cuantas más personas no soportaran al híbrido, mejor que mejor.
-Pelirroja...
-¿Qué?-contestó ella, dando un ligero brinco y mirando al suelo fijamente.
-Nada.-dijo Kira, haciendo una fugaz caricia a su mejilla  y marchándose.
-Idiota.-murmuró Julian.
-Te lanzaré mi otro zapato.-amenazó Kira desde la puerta.
-¡Agh! Cierra la boca, híbrido.-rugió Julian yendo a fuera.
Scarlett no creía que fueran a pelearse a esas horas de la noche asique se tumbó en la camilla, pensativa. La persona con la que había soñado, la figura que la atacaba...no, no podía ser él. ¿Y cómo fue posible que una herida hecha en un sueño llegara a la realidad? Aún le escocía el brazo por la brecha. Quería convencerse de que todo había sido un mal sueño, pero había sido algo más y lo sabía.
A pesar de no querer volver a dormirse, el sueño la venció y cuando abrió los ojos, ya había amanecido. Lo primero que vio fue la cara de Ren, la cocinera, mirándola con una sonrisa nerviosa.
-¡Aleluya, mi niña! Creí que dormirías toda la vida.-comentó, levantándose de la silla.
-Umff...¿qué hora es?-preguntó estirándose.
-¡Las nueve! Y querida, tengo una buena noticia para ti.
Scarlett la miró impaciente, pero no dejaron que Ren hablara, porque otra voz contestó por ella.
-¡Hoy irás a tu primera misión!-dijo Mark, desde la puerta, con una gran sonrisa.-Claro, que solo de observadora.
Ella saltó de la cama repentinamente hiperactiva. ¡Por fin! Tanto esperar y tanta curiosidad y ahora podría ir a su primera misión como Guardiana. Aunque solo fuera como observadora.
-Pero antes...-interrumpió Ren a su sobrino- tenemos que resolver un pequeño problemita.
Mark suspiró alzando los brazos al cielo, aunque parecía divertido.
-La loca de las tartas ha vuelto.-dijo, riendo.
-¿Loca de las tartas?-preguntó Scarlett.
-Ya lo entenderás.
Los tres fueron a la cocina y allí la encontraron como si hubiera pasado un huracán. Todos los utensilios de cocina estaban en un sitio diferente al que debían estar, había especias esparcidas por la mesa y una tarta quemada en el suelo. Ren gritó escandalizada.
-¡Por todas las hadas del reino! ¿¡Qué le has hecho a mi cocina!?
En medio de todo ese caos estaba María que se giró con una sonrisa inocente.
-¿De que hablas, tía?
-¡Mira a tu alrededor, insensata!
Hizo lo que le dijeron y simplemente, se encogió de hombros.
-Lo recogeré.
-¡Oh, sí! Más te vale.
Julian se asomó a la cocina y entonces, la sonrisa de María se desvaneció. Cogió la tarta quemada del suelo y sin mediar una palabra se la lanzó a la cara. Él se limpió y corrió hacia María enfadadísimo.
-¡María!-gritó Ren, llevándose una mano a la boca.
-¡Te has vuelto loca, imbécil!-le recriminó, limpiándose con agua la cara.
-¡Por tu culpa Dáranir casi echa a Kira! Antes los oí, estuvieron discutiendo porque tú le dijiste que hizo daño a Scarlett.-gritó María, fuera de sus casillas.
Scarlett se giró, sorprendida y algo enfadada.
-Él no me hizo nada. No tenías que decírlselo a Dáranir.
-Bah, cállate.-le dijo, quitándose los restos que le quedaban y fulminando a María con la mirada.-Tienes la apariencia de una niña, pero eres un diablo.
-Te odio.-le espetó ella.
-Coge número y ponte a la cola.-dijo, marchándose fuera de la cocina seguido de Mark.
Kira entró en la cocina cruzando una mirada nada amigable con Julian y miró el desastre. Luego, rió. María corrió hacia él con una gran sonrisa de nuevo.
-Ese tonto intentó echarte, pero ya le di su merecido-dijo, señalando la tarta estampada.
-Eres un peligro, ¿eh?-sonrió Kira alzando una ceja y revolviendo el pelo de María.
Cruzo una mirada con Scarlett, pero esta bajo la cabeza y salió.

Al final, Ren tuvo que limpiar todo ella sola y Scarlett, María y Kira subieron a sus caballos y salieron de la casa por el camino, donde ya los esperaba Julian.
Todos parecían muy callados ese día, excepto la chiquilla rubia que no paraba de parlotear y reír sobre cualquier tema. Julian cabalgaba el primero sobre un corcel tordo perdido en sus pensamientos y sin hacer mucho caso al grupo. Parecía tan melancólico. La Guardiana pelirroja aceleró el paso de Phuria y se acercó a él.
-¿De qué trata la misión?-le preguntó.
-Han matado a un centauro joven a las afueras de la ciudad.-le explicó con tono cansado- Los centauros son un pueblo muy sabio y paciente, pero no toleran que ataquen a los suyos. Están bastante nerviosos con este asunto.
-Entiendo. ¿Y a ti qué te ocurre?
-¿A mí? Nada. Y no deberías ser tan cotilla.
Scarlett se ruborizó y apretó los costados de su yegua, adelantándose.
-Eres un idiota. Pero no te odio.-dijo, sin girarse.
El chico la miró unos segundos sorprendido por sus palabras y por un pequeño instante pudo verse una sonrisa en su cara. Julian se puso a la altura de ella.
-¿Por qué odias a Kira...?-preguntó despacio, intentando que no sonara muy repentino.
Él frunció el ceño y miró hacia atrás. Kira enarcó una ceja y le mandó un beso en el aire, provocando un ataque de risa en María. Julian bufó exasperado y volvió a su conversación.
-Es un híbrido. A parte de un estúpido.
-Tiene que haber algo más.-insistió Scarlett.
-¿Sabes? Tú y yo no somos tan distintos.
-¿A qué te refieres?
-Supongo que no lo sabías, pero también soy huérfano.-le dijo, encogiéndose de hombros- Por culpa de un híbrido. Consiguió embelesar a mi madre y luego, cuando tuvo lo que quiso la mató. Mi padre fue a por él para vengarse, pero no volvió.
Scarlett lo miró fijamente y acercó su yegua al caballo de él.
-Lo siento...-susurró.
-Venga, no me mires con compasión. Es odioso.-le recriminó.
-Es que he estado regodeándome en la autocompasión todo este tiempo, cuando tú lo guardabas en silencio. Creo que es normal que no me soportaras.
Julian la miró de reojo.
-Pues...tu compañía no es del todo insoportable.-comentó.
Scarlett sonrió y una ráfaga de viento sacudió el pelo de ambos, pelirrojo y avellana. El chico hizo un ademán con la mano y el viento cesó.