AVISO: Están renovados hasta el capítulo 9. El resto de capítulos están como antes. Iré avisando según renueve más capítulos.

lunes, 16 de mayo de 2011

12-¿El amor es una traición?

En el universo existen 4 mundos: La Tierra, El Submundo, El Cielo y El Infierno
En la Tierra viven y gobiernan los humanos, porque es un mundo creado para ellos.
El Submundo fue creado para que gobernaran y habitaran allí los entes, pero los humanos, siempre ambiciosos de poder, lo conquistaron por medio de portales; como el de la fuente.
En el Cielo viven los ángeles, Dioses y Diosas, criaturas sagradas.
Y en el Infierno viven -más bien habitan, ya que no están exactamente vivos- los diablillos, demonios, criaturas infernales y ...el Diablo, el Gran Demonio, señor de todos los demonios.

Un día se desencadenó una guerra entre dos mundos: El Infierno y el Submundo.
El Diablo estaba dispuesto a conquistarlo y esclavizar a todos sus habitantes o matar a los que se pusieran de por medio, ya que el Infierno le parecía demasiado poco para él. Creó cientos de ejércitos con sus criaturas y luchó contra los entes.
En aquel entonces los humanos aún no dominaban el Submundo, pero sí vivían en él.
Los entes consiguieron vencer por muy poco. También hay que tener en cuenta que la guerra ocurrió en el Submundo y no en el Infierno, si no quizás los resultados serían distintos...
Luego, aprovechando que los entes estaban débiles y eran pocos tras las duras batallas contra los demonios, los humanos tomaron el control del Submundo, autoproclamándose reyes.
Levantaron El Muro dividiendo el mundo de los entes por la mitad y cuatro reyes reinan hasta ahora allí, cada uno en un distinto reino: Ozirian, Arkiria, Narendil y Rogadezt.
Todos creen que El Diablo ha muerto, pero muchos dicen que su espíritu aún está vivo. Él mató a todos los Chevalier...o casi todos. Puede que quiera acabar lo que empezó.

En todo esto meditaba Kira y su grado de preocupación e inquietud iba subiendo al ritmo que las sospechas invadían su cabeza.
En un segundo, una hoja afilada salió disparada hacia la cincha de su silla cortándola. Kira se bajó del caballo alarmado repentinamente y miró a su alrededor. No había nadie. Al menos, nadie a la vista.
-Sal de ahí. Noto tu presencia.-dijo
-Oh. Veo que tus sentidos no están del todo atrofiados.-contestó una voz.
Otra cuchilla afilada pasó rozando la mejilla de Kira, pero él la esquivo sin problemas.
-Aquí lo único atrofiado es tu puntería.
-Sigues siendo tan arrogante como siempre -la voz era cruel- y sin embargo, solo eres un pedazo de carne que vaga por el mundo. Alma errante sin camino...pobre desgraciado.
Kira sacó una pequeña daga que lanzó a la copa de un árbol y dio en su blanco. De ese mismo árbol empezó a caer un líquido negro y viscoso por el tronco.
-No he pedido tu lástima, demonio.
El ser aún invisible rió macabramente y el eco esparció su risa por el aire.
-Lo dices como si tú fueras diferente.
-Soy diferente.
-Tienes tu otro lado. Eres medio demonio. Eso jamás cambiará.
-No...yo no soy...-intentó excusarse Kira, pero no tenía excusa posible. Era verdad.
-¿Y qué eres pues? ¿Un humano?-la risa cesó- Puede que una mitad tuya sea humana, pero la otra...me pertenece. Soy tu amo. Tu señor.
-Dime tú quien eres para proclamarte mi amo.
-Me conoces, Kira. Cuando aún tenía nombre, me llamaban Norian.-un escalofrío recorrió la nuca de Kira al escuchar ese nombre.- Quizá...algo como tú no recuerde ni eso.
La mente del híbrido se aclaro. Concentrándose mucho, buscó una presencia y el sitio exacto donde estaba. En los árboles...en lo alto...había cambiado de sitio...otro árbol...oculto...¡ahí!
Se impulsó hacia un árbol y con un salto subió a una rama gruesa agarrando por el cuello al demonio y empotrándolo contra el alto tronco del árbol. Ahora Kira sonreía irónico.
-¿Crees que el mismísimo Diablo perdería su tiempo burlándose de mí? ¿Intentando que me enfade?-le susurró Kira.
Ahora podía ver bien a el ser. Era un hombre de ojos inyectados en sangre, pero con forma humana todavía. Empezaban a crecerle las uñas, para convertirse en afiladas garras, pero Kira le rompió las muñecas en cuanto pudo, justo después de que el demonio le hiciera un corte en la mejilla.
Pelo en un verde muy oscuro y en una pequeña melena. La piel pálida y sin lunares, granos, pecas o cualquier marca.
-Hola, Ziroth.-dijo Kira.
Ziroth arrugó la frente, descubierto.
-Él me detesta. Ahorraría tiempo en tonterías y me mataría al instante. A menos que tenga un objetivo.-le explicó Kira, poniendo una de sus espadas sobre el cuello del demonio.
Ziroth volvió a recuperar su sonrisa maléfica al escuchar la última frase. Miró a Kira a los ojos, enseñando sus dientes amarillentos.
-Oh, sí tiene un objetivo. Pero no seas tan orgulloso. No eres tú su presa, medio demonio.-dijo.
Kira apretó un poco más la espada contra su cuello. Los ojos del híbrido se volvieron negros en su totalidad.
-¿Y quién es su objetivo? Habla, o se me escapará la hoja.-gruñó, refiriéndose a la espada.
Ziroth murmuró las palabras con placer.
-Una Guardiana pelirroja muy bella...lástima que vaya a morir tan pronto...
Con un corte limpio, Kira rajó el cuello de Ziroth. La sangre demoníaca negruzca le manchó la cara, pero él se limpió con la manga de su gabardina con el rostro imperturbable.
-Vaya. Se me escapó.



Scarlett.
Scarlett, Scarlett, Scarlett.
Sus sospechas se habían cumplido. Norian iba a por la última Guardiana de los Chevalier. Acabaría el trabajo que un día empezó.
La cuestión era... ¿Por qué lo había empezado? ¿Qué llevo al rey de los Infiernos a matar a una simple familia de humanos? A toda la familia. 
Sacudió la cabeza, debía dejar las cavilaciones para otro momento.
Kira llegó galopando hasta el camino de tierra que llevaba a la Casa Gris, pero la barrera de protección seguía allí. Intentó atravesarla con una mano, pero se quemó al instante. Si se metía allí, no era seguro que muriera, su sangre y procedencia lo salvarían, pero quedaría ligeramente calcinado. Solo quedaba esperar. ¡Pero no podía esperar! Cualquier minuto que perdiera, podría servir para que algún ser del Inframundo entrara en la habitación de esa chica y la degollara mientras dormía.
Vio a lo lejos un destello rojizo. Era una cabellera pelirroja.
Scarlett estaba sentada a la sombra de un sauce llorón cerca de la barrera, dormida. Tenía cara intranquila. Kira sonrió para sus adentros y le gritó.
-¡¡¡Despierta bella durmiente!!!
La chica se sobresaltó, despertando brutalmente de su sueño y miró confusa hacia sus costados, hasta que se encontró con Kira en su radar.
-¡Kira!-gritó.
Sorprendida por verle allí de repente se levantó y fue corriendo hacia la barrera, extendiendo sus brazos hacia él. Los bajó cuando se dio cuenta de que se disponía a abrazarlo. Pero fue en vano, porque Kira cogió la mano extendida de Scarlett y la sacó de la protectora barrera estrechándola contra su cuerpo. Scarlett soltó una exhalación, sin apartarse.
-Gracias al cielo que estás bien...
-¿Qué? Kira, ¿qué haces aquí?
-No puedo encontrarle aún, tengo que esperar-dijo inventado alegremente una excusa. Sí, pequeña ingenua, tengo que esperar para poder protegerte. ¡Humanos! 
-Lo buscaremos. Juntos. ¿De acuerdo?
-Te meterás en un buen lío como tus amigos se enteren.
-Entonces me ayudarás. Eres mi guardaespaldas, ¿no?-la sonrisa traviesa que le dedicó lo descolocó de arriba a abajo durante una milésima de segundo.
-No lo dudes, pelirroja.-dijo Kira sonriendo de lado.
Los dos se miraron y por fin se dieron cuenta de que seguían abrazados. Scarlett dio un bote hacia atrás, ruborizada por completo. Kira se rió burlón y le cogió la mano. Ella empezó a ponerse nerviosa.
-Cálmate, pelirroja. Necesito estar contigo para pasar la barrera. ¿O crees que es por otro motivo?-preguntó, guiñándole un ojo pícaramente.
-¡No sé de que me hablas!-contestó Scarlett, entrando rápido en el jardín y procurando no mirarle.






                                                                          ***






Scarlett avisó a María y Mark de que Kira había vuelto. Mark suspiró al ver los saltitos que pegaba la muchacha rubia y asintió sin ganas.
Luego fue a buscar a los demás. Bajó al sótano para entrar en la armería, donde seguramente estaría Chelsea. Colocó su marca en forma de media luna en la puerta y esta se abrió. Entró.
No se lo tomaría bien. Desde el primer momento ella supo que a la guerrera morena no le agradaba Kira, pero lo soportaba porque eran órdendes del líder, un líder que estaba metido en un Juramento de Sangre. Había aprendido varias cosas sobre esos juramentos. El precio por romperlos es...la muerte. Notó un pinchazo leve de dolor en su brazo, donde estaba la marca en forma de "X".

-Chelsea, tengo que hablar contig...

Chelsea la miró desde una esquina pillada totalmente desprevenida. Estaba enroscada en los brazos de alguien, medio desnuda y sin nada por encima de la cintura. Besaba a la otra persona, un hombre sin camiseta que la abrazaba con fuerza contra él. Eso no era lo más sorprendente.

El chico no era un desconocido. ¡Ni mucho menos! Cuando se dio cuenta de su presencia soltó con cuidado a su pareja y le pasó una manta, fue corriendo y cerró la puerta.
Scarlett no sabía que hacer. ¿Irse sin decir nada? Ya no podía. ¿Pedir disculpas? ¿Poner alguna excusa?
-Eh...esto, ¡perdonad! ¡ya me iba! Sí, sí, ya me iba...-dijo dirigiéndose a la puerta.
-¡Scarlett, espera!-Dáranir la cogió del brazo, llevándola a rastras y obligándola a sentarse en una silla.
Chelsea echó una leve mirada a Scarlett, como si pidiera compasión y se fue corriendo. Fue la primera vez que le pareció débil.
-No pasa nada. Tranquilo, no diré nada.-dijo Scarlett, sacudiendo una mano para quitarle importancia.
Dáranir daba vueltas muy alterado y la miró con una risa nerviosa.
-¿Que no pasa nada? Scarlett, júrame que no dirás absolutamente nada de lo que has visto.-le instó sacudiéndola un poco por los hombros- ¡Júralo!
-Va..vale.. ¡Lo juro!
-¿No entiendes la gravedad del asunto?
Ella negó con la cabeza desconcertada.
-Estoy prometido con la princesa de Ozirian.
Era cierto. Las ideas pupulaban en la cabeza de la joven Guardiana y hacían remolinos de confusión.
-Entonces, ¿por qué estás con Chelsea?
Dáranir se sorprendió y soltó los hombros de Scarlett. Habló muy bajo.
-Porque la quiero.-la miró elevando los ojos al cielo, como si no pudiera haber otro motivo.
-¿Y qué hay con la princesa? 
-¿Sabes lo qué es un matrimonio forzado?-preguntó él con un deje de compasión.
-Oh. Entiendo.-no sabía qué más contestar. Se sentía estúpida.


Dáranir la miró con una sonrisa cansada y se sentó a su lado. Se aclaró la garganta.


-Supongo que debería contarte el resto...
-Sí.-asintió Scarlett.


Dáranir no dijo nada más y comenzó la narración.

-De pequeños la princesa y yo éramos muy buenos amigos y jugábamos siempre juntos. Yo ya sabía que iba a ser un Guardián de mayor y que serviría al reino de Ozirian así que supusimos que siempre estaríamos juntos.  No contábamos con que yo tenía que ir al adiestramiento general, que dura desde los 8 años los 15. Luego, está el adiestramiento superior, de los 16 a los 21, aunque este es voluntario, pero necesario para poder ser un líder de Casa. Antes de que me fuera, la princesa se deprimió, dejó de comer, adelgazó en demasía, no hablaba, ya no cantaba como siempre había hecho, nada le interesaba... y yo, sí, estúpido de mí, para consolarla le prometí que al volver me casaría con ella. ¡Éramos unos niños!


Su mueca angustiosa preocupó a Scarlett, pero le dejó continuar.


<< Pasó el tiempo y olvidé la promesa y a ella. A mis 20 años conocí a Chelsea y desde el primer momento...bueno, no me la pude quitar de la cabeza. Ella por aquel entonces tenía 15 y yo no quería acercarme, en parte por la diferencia de edad. Pero conocía a parejas que se llevaban hasta 10 años, así que poco a poco fui preocupándome menos por eso. De alguna manera conseguí que ella se enamorara de mí...
-¡Un segundo! ¿Chelsea tiene 22 años? Pensé que tenía mi edad.-interrumpió Scarlett.
Dáranir rió leve y siguió contando.
-Sí, parece más pequeña de lo que es en realidad. Ella era la mejor guerrera de nuestro grupo; rápida, fuerte y hábil. En realidad, aún ahora lo sigue siendo. Cuando acabamos el entrenamiento fuimos a mi ciudad natal, iba a presentarle a mis padres. Chelsea estaba muy emocionada, pero cuando llegamos mi madre me felicitó por el compromiso. Pensamos que ya se había enterado de que éramos pareja. No era eso. Al parecer, la princesa no se había olvidado de mi promesa. Le había dicho a su padre que íbamos a casarnos. Por supuesto, Chelsea se sintió traicionada y durante muchísimo tiempo dejó de hablarme y de verme. Sin embargo, cuando ya nos convertimos en Guardianes superiores y nos volvieron a poner en el mismo grupo...volvimos a caer. Yo no puedo evitar el compromiso con la princesa, solo retrasarlo lo más posible.-Dáranir apretaba un puño frustrado y se le notaban las venas del brazo.-No pienses que soy un cobarde, por favor. No me importa que me pueda pasar a mí, pero si algo llega a sucederle a ella...nunca me lo perdonaré.

Levantó la cabeza para mirar a Scarlett. Su cara reflejaba tristeza por otros y compasión; una infinita compasión. Por instinto cogió la mano de Dáranir apretándola fuerte.

-Si la princesa y tú eráis tan buenos amigos, debéis hablar con ella, lo comprenderá.-dijo sonriendo.
Dáranir abrió mucho los ojos, mirándola y se contagió de su sonrisa. ¿Cómo alguien que había sufrido tanto podía sonreír de esa manera? Recordó el día que le dijeron que su familia había muerto, que estaba sola en un mundo desconocido. La habían separado de todo lo seguro para ella, pero allí estaba; sonriendo amablemente...y siendo ingenua. 
-Sería considerado traición a la corona de Ozirian. Pequeña, ¿sabes con qué se paga la traición?
Scarlett quedó perpleja allí sentada. Dáranir no esperó a que contestara.
-Con la horca.
-No.-fue lo único que dijo.
-¿Ahora entiendes por qué es un secreto?


Ella frunció el ceño confundida y angustiada, mas asintió en silencio.
Dáranir le acarició el pelo de una forma tan paternal que a Scarlett le dio un escalofrío.

-Deberíamos subir. Chelsea estará preocupada, ¿no crees?

Scarlett se acercó a los cristales de la armería pensando en lo que le había dicho Dáranir.
Por primera vez en mucho tiempo empezó a preguntarse si el Submundo sería ese lugar de cuento de hadas que había pensado...o sería un cuento de miedo.
¿Qué iba a pasarles? Dáranir podría procurar atrasar la boda lo máximo posible, pero algún día sucedería. ¿Qué haría Chelsea entonces?
Ahora ella tenía otro problema en la cabeza. Tenía que encontrar como fuera posible al demonio que asesinó a los Chevalier.
Lo que Scarlett desconocía es que quizá ese mismo demonio la estuviera buscando a ella.





                                                         


sábado, 7 de mayo de 2011

11-Huida

 Llegaron a un local pequeño y acogedor con un letrero en la puerta que tenía escrito: Posada del hechizo
Era un sitio con aspecto cálido, lleno de mesas, sillas y taburetes. Con una barra a la derecha donde atendían a los clientes un chico y una chica y una escalera de caracol que llevaba a las habitaciones.
Nyara se subió al hombro de Kira con una mirada observadora y entraron los tres. Las mesas estaban casi todas ocupadas donde pequeños grupos de gente charlaban animadamente, riendo. Había hombres con armaduras, entes que ya se habían visto antes y entes que no habían aparecido hasta ese momento. Cuando dieron un par de pasos hacia la barra todas las miradas se clavaron en ellos, pero, para sorpresa de Scarlett, algunos reconocieron a Kira y le saludaron con una sonrisa o un gesto. Curiosamente, casi todas eran mujeres. Él les devolvía los saludos divertido y Scarlett estaba pensando seriamente montar un negocio de baberos allí mismo.
Una ninfa -de piel clara,alta, delgada y preciosa, como todas ellas- se acercó a la mesa donde se habían sentado y sin más agarró a Kira por su camiseta tirando de él hacia ella y le plantó un beso en la boca. Este el correspondió con fiereza en un acto impulsivo y un minuto más tarde pareció darse cuenta de que Scarlett estaba girada en su sitio, mirando incómoda hacia otro lado. Apartó a la mujer despacio y ella le susurró una cosa en el oído antes de irse.
Kira se rascó el pelo comprometido.
-Eh...ninfas, ya sabes como son.
-Chicos, empiezo a saber como sois...-susurró Scarlett.-Bueno, ¿todo bien no? No me habías dicho que tenías novia.
La cabeza de Scarlett empezó a ser un remolino de ideas desordenadas. A ver, se conocían desde hacía unos días. ¿Por qué tendría que contarle nada personal? Pero ya eran amigos. ¿O no?
-No es mi novia.-Kira se rió despreocupado-Las relaciones serias no son para mí. Me miras como si fuera un romecorazones, pelirroja, que sepas que son ellas las que me dejan a mí.
Un periódico doblado le dio un golpe a Kira en la cabeza. Él se giró sorprendido y vio a una mujer con una melena ensortijada negra y ojos oscuros de unos cuarenta y pocos años que los observaba con aire de malhumorada. Cuando miró solo a Scarlett sustituyó su expresión por una sonrisa cansada.
-Mala idea hacerle caso a este bribón, muchacha.-le dijo.-Tiene a mis clientas revolucionadas.
-Normal. ¿Me has visto bien?-contestó Kira, sonriendo suficiente.
-Creído.-dijeron a la vez la camarera y Scarlett.
-Scarlett, ella es Cidy. La molesta dueña de la posada.-hizo hincapié en la palabra molesta.
-¡Calla, niño!-le riñó. Acto seguido revolvió el pelo de Kira que se puso de color verde.
Scarlett se quedó petrificada unos segundos. ¿Cuándo dejarían de sorprenderla esas cosas?
-Ah, y es bruja. Ahora, ¡¡¡haz el favor de poner normal mi pelo!!!
-No, no. Antes cuéntame que ha sido de ti. No te vemos desde hace meses.-comentó Cidy, yendo a por tres cafés calientes y sentándose en la mesa.-Dijiste que tenías algo muy importante que hacer.
Kira tensó los hombros mirando a otro lado. Dio un sorbo al café.
-Ajá. Tengo algo que hacer. Pero la pelirroja de turno me secuestró.-le sonrió burlonamente a Scarlett-Ya sabes, no pudo resistirse.
Ella le dio una “ligera”patada por debajo de la mesa y Kira estuvo a punto de escupir todo lo que tenía en la boca. Desde luego, ese día no paraba de llevar golpes.
-En realidad, ahora vivimos en la Casa Gris. Un placer, me llamo Scarlett.-dijo, estrechándole la mano a la bruja.
-¡Espera un momento! ¿Eres una Guardiana?
Scarlett asintió.
-Una novata sin nada de experiencia.
-No le hace falta experiencia, tiene torpeza, despiste, algo de locura y siente una ferviente admiración hacia mí.-dejó caer Kira, guiñándole un ojo.
Otra patada por debajo de la mesa. Cidy y Scarlett rieron.
-Y dime, ¿cómo está Julian?-preguntó Cidy.-Viene todas las semanas y no le he visto aún.
-Ha muerto.-dijo Kira, poniendo cara de absoluta tristeza.
-¿¡QUÉ!?
-Idiota.-dijo Scarlett, poniendo los ojos en blanco-Está perfectamente, aunque me sorprendió que le conocieras.
-Agh...aguafiestas.-le susurró Kira a Scarlett-Sí, en realidad no murió. ¡Oye! Pero, ¿a que sería bonito?
Cidy miró severamente a Kira resoplando.
-Define bonito.-luego, se dirigó a Scarlett.- Julian quiere aprender magia, sin embargo, al estar tan ocupado siendo un Guardián y además un Elementar no tiene tiempo para entrar en una escuela de magos. Lástima, tiene mucho talento. Por eso él y mi sobrino tienen una clase particular todos los viernes conmigo.
Scarlett apoyó la barbilla en sus manos, intentando no mostrar su sorpresa.
-¿Julian es un mago?
La dueña miró a Scarlett perpleja.
-No. La magia puede aprenderse con mucho esfuerzo, como supongo que sabrás.-Scarlett agachó la cabeza y Cidy cogió a Kira de un brazo.-Cielo, te lo robó un momento, ¿vale?
-Sí, sí.


Kira y Cidy fueron detrás de la barra por un pasillo hasta una pequeña habitación privada.
Cidy cerró la puerta y se giró mirando fijamente a su amigo.
-Hace tres meses te marchaste sin más diciendo que tenías una misión que cumplir. Y que era muy importante, de vida o muerte. Ahora te paseas con Guardianas por ahí. ¿¡Sabes lo peligroso que es eso para ti!? Y dime, ¿quién es esa chica? ¿Cómo has conseguido que te hiciera caso? Oh, por la Diosa Hechiera Athine. Si los Guardianes de la Casa Gris os pillan...
Kira le puso un dedo en los labios para callarla. Esa mujer siempre con tantas preocupaciones.
-Son solo unos Guardianes sin importancia. Puedo con ellos. Y sí, cumpliré lo que quería hacer. Pero ahora no puedo. Ella...Scarlett está sola en el mundo. Mataron a su familia. Es de la Tierra, no conoce el Submundo, no sabe nada. ¿Quieres que la abandone a su suerte?
-Quiero que no subestimes a los demás y que no te metas en problemas. Dos cosas muy sencillas para todo el mundo menos para ti. ¡Siempre! ¡Siempre metido en líos! ¡Siempre dándome motivos para sufrir un ataque al corazón! Toca madera.-se apresuró a decir, tocando una mesa.-¿Acaso piensas que desconozco quién los lidera? Dáranir Ahelod. El prometido de la princesa de Ozirian y heredero al trono.
-¿Heredero al trono?-bufó Kira.-He hurgado en sus débiles sentimientos, Cidy. Él no desea estar con la princesa, no la quiere. Su corazón está sujeto por un fino hilo a punto de romperse. ¡Por favor! El rey Tulio nunca aceptará a un Guardián como futuro sucesor. Es el simple capricho de su hija que le le confunde por el momento.
-Hurgar con tus poderes en el interior de las personas no está bien. La arrogancia nublará tus sentidos, Kira. Descubrirán tu verdadera naturaleza algún día, y cuando lo hagan no tendrás un juicio justo. Morirás. ¿Crees que te perdonarán por ser mitad humano? ¿Crees que ella no se alejará de ti?-Kira endureció sus facciones.-No cargues esa responsabilidad sobre los hombros de la joven Guardiana y escucha el consejo de una ya no tan joven bruja.
-Quizás tengas razón. Al fin y al cabo, tengo que hacer algo antes de que sea demasiado tarde. También tú lo sabes, ¿verdad?
-Sí, Harine lo ha visto.
-¿La pitonisa?
-La misma. Ha augurado que la entrada del Cuarto Mundo volverá a abrirse por segunda vez con un nuevo señor para gobernar. Ya sabes a quien me refiero. Él va a venir. Falta poco. Y si se desencadena una Segunda Guerra no sé si ganaremos de nuevo y...
-No.-afirmó Kira, poniendo las manos sobre los hombros de Cidy.-No ocurrirá eso. Lo mataré con mis propias manos y me aseguraré de que no pueda volver a hacer daño a nadie. Voy a vengarme, por mí, por ti...y por todos. También lo haré por Scarlett. Es una Chevalier, no sé si lo sabías.
-Qué horror.-susurró apesadumbrada Cidy-La muchacha no lo sabe aún...merece enterarse. Y...¿cómo es que sigue con vida? Pensé que todos los Chevalier murieron en el incendio.
-Es un misterio. Por ahora.
-Pues que lo siga siendo. Vámonos.

Cidy y Kira salieron de la habitación y se reunieron con Scarlett. Ellos se despidieron de la posadera después de que le hiciera un truco a Scarlett para hacer aparecer una hermosa cinta de pelo en su cabeza.
Luego pasearon por el mercado un rato y visitaron distintas tiendas: la pastelería, la herboristería, un bonito parque y hasta entraron en una escuela infantil. Cada cosa que descubría, Scarlett se sorprendía y acostumbraba un poco más. De vez en cuando salía corriendo detrás de un animal extraño o hablaba animadamente con cualquier ente que encontrara por el camino. Kira solo suspiraba diviertiéndose y burlándose de ella.
Fueron a buscar los caballos y montaron hasta llegar a la Casa Gris.




Pasaron los días y Scarlett aprendió muchísimas cosas nuevas. Siguió entrenando sin cesar con Chelsea, tanto en el cuerpo a cuerpo, como con las armas; arcos, flechas, espadas, dagas...
Hizo descubrimientos un tanto peculiares. Por ejemplo, se enteró de que el congelador que había en la cocina lo habían traído María de la Tierra, pero allí no funcionaba.
Dáranir asignó a Julian y Mark como sus profesores y con ellos aprendió la historia del Submundo.
Desde su creación hasta la actualidad. Las guerras que hubo, los reyes, la separación entre entes y humanos, la aparición de los Elementar...
Al principio Julian la regañaba constantemente por olvidarse de cosas importantes, o confundir a la reina Kristia II con el rey Kristian I. Scarlett tenía un don para confundir nombres y fechas y eso hacía que sus tutores perdieran la paciencia, sobretodo por parte de Julian.
Estudió que hubo una guerra llamada: La Guerra de los Dos Mundos.
Estos dos mundos enfrentados fueron el Submundo y el Infierno. Ganó el Submundo por muy poco.
A cambio, Scarlett ayudaba en la cocina con Ren.
Kira últimamente parecía más misterioso que de costumbre -¿era eso posible?- y se llevaba muy bien con María. Siempre se les veía riéndose o gastándole bromas bastante pesadas a Julian y a los demás. Mark se quejaba e intentaba controlar a su prima, siempre decía que Kira era una mala influciencia para ella, pero María no le hacía ni el más mínimo caso.



Scarlett llevaba ya dos semanas en la Casa Gris y poco a poco intentaba igualar a Chelsea, aunque era algo extremadamente difícil, teniendo en cuenta el nivel de su maestra.
Ya sabía manejar a la perfección los movimientos básicos con la espada, pero lo que mejor se le daba era el tiro con arco. Tenía muy buena puntería.
Mientras recordaba esto, le vino una estocada demasiado fuerte de Chelsea que tiró su espada al suelo. Scarlett maldijo por lo bajo y corrió para cogerla de nuevo, pero Chelsea le puso la punta de su arma en el estómago, sonriendo.
-¡Tan torpe como siempre!-le dijo.
Scarlett en un movimiento que había aprendido de ella dio un ligero golpe a la hoja plana de la espada con la rodilla, dejando el espacio suficiente para que pasara y veloz sacó un cuchillo de su chaqueta y se lo lanzó a Chelsea, clavándolo en su capucha y así clavando también a su maestra en la pared.
-¡Y tú tan confiada como siempre!-respondió Scarlett, haciendo una burlona reverencia.
Chelsea se lo quitó enfadada y atacó a Scarlett por los lados, para luego darle una patada y tirarla al suelo.
-Pero el resultado habla por ambas; y yo he ganado.-dijo, tendiéndole una mano casi sin aliento.
De pronto oyeron un pitido, como una alarma de incendios. Les llegaba de todas partes.
-¿Qué pasa?-gritó Scarlett, intentando hacerse oír.
-¡La alarma! ¡Alguien intenta entrar!
Salieron corriendo a reunirse con los demás y Julian las interceptó por el camino. Venía corriendo y con muy mal humor.
-¿Quién intenta entrar?-le preguntó Scarlett- ¿Hay algún peligro?
-Nadie intenta entrar, Scarlett. Intenta salir.-Julian la miró con seriedad.-Kira se ha fugado.

Unos minutos después se reunieron todos en el salón con un impresionante alboroto.
Scarlett no entendía que estaba pasando. Julian estaba furioso a la vez que contento y los demás no estaban seguros de que hacer. Dáranir los mandó callar y habló.
-Iré a buscarle. No te preocupes.-dijo, dirigiéndose especialmente a la chica pelirroja.
-¡¡¡No estoy preocupada!!! Pero quiero saber porqué se ha marchado...-le dijo, pegando con un puño al aire.-A parte, tú no tienes que ir. Yo le metí en esto y yo haré que vuelva.
-Es peligroso que salgas sola.-le aconsejó Dáranir.
-¡Basta, ya! Puede salir sola perfectamente, es fuerte.-afirmó Chelsea, poniéndose al lado de su aprendiz.-Deja que vaya ella.
Cruzaron durante unos instantes sus miradas hasta que Dáranir sonrió y asintió, dándole permiso.

Scarlett corrió a las cuadras, ensilló con rapidez a Phuria -su yegua- y salió galopando en busca de Kira. Se acababa de dar cuenta de que había hecho algo terrible. Todo el tiempo defendiendo que él era igual a los demás, que no podían despreciarle por ser un híbrido y sin embargo...ella le había obligado a quedarse sin preguntar su opinión. Había jurado con su nombre sin saber nada.
Golpeó los costados de Phuria para que fuera más rápido. No sabía donde estaría, pero no podría llegar muy lejos en tan poco tiempo. También había que tener en cuenta que era Kira.
Scarlett lo había notado raro esos últimos días y no le había dicho nada. Tonta, tonta, tonta... ¿quién era ella para quitarle el derecho a elegir?
Bajó de su montura sin saber a donde dirigirse. Apoyó su espalda contra un árbol desorientada. Saliendo de la nada, una mano le tapó la boca con fuerza. Ella abrió los ojos alarmada y forcejearon. Pasados unos segundos, la presión se aflojó.
-¿Pelirroja...?
Reconoció la voz de Kira y le quitó la mano de su boca, contenta de encontrarle al fin. Pero Kira esquivó su mirada.
-Tengo que irme.-dijo, simplemente.
-¡Espera! ¿A dónde vas? ¿Qué pasa? ¿Por qué te marchas?-Scarlett sacudió la cabeza y empujó a Kira al suelo.-¡Perdóname!
-¿Qué?
-Perdóname. Yo...creí que te entendía, que entendía como te sentías; excluído. Y sin embargo, ¿te traté de manera diferente? Robé tu libertad sin preguntarte nada a ti.-le dijo, hablando rápido y casi sin pensar-¡Vete! Puedes ir a donde quieras, no soy quien de controlar tu destino. No importa el Juramento de Sangre, simplemente, márchate. Les diré algo. Inventaré alguna excusa. Quizá ni la necesiten. Yo...¡nunca fue mi intención obligarte a hacer nada!
Kira la miraba total y absolutamente perplejo. Vaya. Esa chica...

-Tonta. No me voy por tu culpa, pelirroja. ¿Tan importante te crees?-le dijo, arqueando una ceja socarrón.-Tengo que hacerlo. Algún día puede que lo entiendas.
-¡Pero dímelo! ¿A dónde vas?-insistió Scarlett.
-A matar. Podrías llamarlo venganza. Yo lo llamo precio a pagar.
-¿¡Matar a quién!?-se alarmó Scarlett.-Kira, puede que te hayan hecho algo malo, pero nadie se merece la muerte.
-Él sí.
-¿Quién es él? No. Nadie se la merece. Tienes que calmarte un poco...
-¡Scarlett, maldita sea! ¡Es el asesino de tu familia! ¿Quieres que siga paseándose campantemente por ahí?
Scarlett sintió una pequeña puñalada de hielo en el corazón. Todos esos días había cerrado los ojos al hecho de que el asesino de todos los Chevalier estuviera en libertad. La persona que le quitó el amor de sus padres. La persona que le quitó todo por lo que había luchado...
-¿Tú...sabes quién fue...?
-Sí...-susurró Kira. Miró a Scarlett arrepentido.-No debí decírtelo.
-¡Te equivocas!-gritó ella.
Sintió como algo se revolvía en su interior. Era una mezcla de furia, odio, repugnancia y sentimiento de desgracia.
-Tienes razón. Quizá alguien así no merece vivir.
-Scarlett...
-No, Kira. Tráeme su cabeza. Mátale.-dijo, escupiendo las palabras con todo el odio de su interior.
-Lo haré. Te lo prometo.-le dijo.-Pero hay algo más que deberías saber.
-¡Dímelo!
-¿Has estudiado los Cuatro Mundos, verdad?
-Sí. La Tierra; el mundo de los Humanos, El Submundo; el mundo de los Entes, El Cielo; el Mundo de los Ángeles y...El Infierno; el Mundo de los Demonios.
-El asesino de tu familia vive en el Infierno. No solo eso, lo controla. Ya conociste los resultados de la Gran Guerra. Pues fue él quien lideró las tropas del Infierno. El rey de todos los demonios.-le contó Kira, en voz baja.-El Diablo.
-¡Pero murió en la última batalla! ¿Cómo pudo asesinar a mis padres, si ellos después de la Gran Guerra vivían?-preguntó Scarlett, sentándose en una piedra para recuperar fuerzas.
-Porque no murió. Su cuerpo desapareció, pero su espíritu continúa latiendo en alguna parte.
A Scarlett le flaquearon las fuerzas y empezó a temblar.
-Tan solo dime su nombre. Dime su nombre, Kira.
-Se llama Norian.
-Norian...te mataré.-juró Scarlett, hablando para sí misma.-Gracias por...
Scarlett no pudo decirle nada a Kira, porque allí, ya no había nadie.
Se acurrucó en el árbol junto a su odio y su tristeza, calmándose con el paso del tiempo.